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martes, 9 de agosto de 2016

TdN 2016

De regreso de TdN un año más. Encantado, por supuesto. Me encantan estos días de jornadas. Partidas, dormir poco, saludar a gente, más partidas, juegos de mesa... la verdad es que las disfruto enormemente.

Este año me ha acompañado de nuevo mi hija. Tras lo bien que lo pasó el año pasado no quería perdérselas bajo ningún concepto, de modo que llevaba asumido que no iba a jugar todo lo que me gustaría. En fin, ella tiene once años (por mucho que parezca más grande una vez que la ves) y tampoco me daba la sensación de que hubiera tantas partidas o actividades a las que pudiéramos participar juntos. Sin embargo al final ha sido todo lo contrario. La peque no ha dejado un taller por pisar y ha estado haciendo de todo: decorar libretas, bolsas de dados, bonsais de alambre, chapas, cuadros con arena, mascotas de goma eva... de todo. Seguro que me dejo algo incluso. Por lo que al final, mientras ella estaba en esas actividades o dando vueltas por el Ceulaj a la caza de pokemons, yo he podido disfrutar de muchísimo rol.

Como siempre mi objetivo en las jornadas es probar todos los juegos nuevos que pueda. En casa, con mi grupo habitual, al final nos movemos en un entorno mucho más reducido. No es fácil disponer de todas las novedades y, sobre todo, que al grupo al completo le guste y le apetezca andar dedicando semanas de tiempo a probarlas. De modo que mis jornadas suelen ser para eso, con alguna excepción. Por supuesto también es la ocasión de saludar en persona a toda esa gente a la que sigues y lees por las redes sociales y, claro está, a mis amigos de Sevilla a los que echo muchísimo de menos todo el año.

El jueves tras llegar, inscribirnos y darnos el chapuzón inaugural en la piscina del Saydo, logré apuntarme a dos partidas. Por la tarde comencé estrenando juego con Plenilunio, dirigido por Pedro J. de Nosolorol, con el que ya tenía ganas de coincidir en mesa. Fue una partida muy interesante y el mundo de Plenilunio tiene algunos conceptos que prometen mucho. El tema apocalíptico no es el mío de todos modos y no parece un juego que vaya a pasar por mi mesa habitual, pero para el que le guste el tema, la verdad es que el concepto del destino que convierte a los personajes en protagonistas me pareció muy interesante.

Por la noche se me escaparon algunas de mis opciones y terminé probando otra novedad que, a priori, no estaba dentro de mi lista. Se trata de La Marca Estelar. No estaba en mi lista porque, al fin y al cabo, el sistema lo conozco de sobra y la ambientación, basada en series de ciencia ficción tan clásicas como Barbarella, Flash Gordon o los Masters del Universo, tampoco me resulta extraña. Resultó ser una noche divertidísima, la combinación de jugadores y el máster, que estuvo genial (y del que no recuerdo el nombre, maldita sea mi mala cabeza) hizo que pasáramos un rato estupendo. Nos reímos un montón. El sistema es lo que todos conocéis, el de Aventuras en la Marca del Este con dos pequeños retoques. Un sabor clásico para un juego con una ambientación que a los más carrozones nos suena de sobra. Y por cuatro perras.

El sábado tocó madrugón para intentar no acabar sentados muy lejos en la cola. Hicimos lo que pudimos y, la verdad, fue pura suerte que pudiera pilla plaza en una de mis primeras opciones: Mutant Year Zero. Ya he dicho antes que lo apocalíptico (postapocalíptico en este caso) no es mi campo peeero, prima conocer las novedades. MYZ tiene un concepto de creación de campaña en un entorno por explorar que puede que guste a muchas mesas de juego. Enormes tablas de generación de mutaciones y de los terrenos por los que los protagonistas van avanzando en busca de repuestos, comida, agua y un lugar mejor donde sobrevivir al fin del mundo. Sin embargo el hecho de andar haciendo tanta tirada y que sea el azar el que dictamine lo que pasa durante la mayor parte de la historia no me gustó demasiado. La partida avanzó despacio, en la mayoría de los sitios no encontrábamos nada útil y se iba el tiempo en tirar dados que no conducían a nada. No sé. Será que tengo ya muy interiorizado el Fate pero tirar un dado y que el resultado sea "no pasa nada" hace tiempo que no me parece interesante. Aun así el juego tiene algún concepto que mola y si esas tiradas en las tablas las gestiona el máster fuera de partida y las adereza con algo interesante de su cosecha, sin duda agilizaría el ritmo de la partida y podría dar lugar a un juego más que interesante. La lástima, como siempre en las jornadas, es que no tiene uno opción a probar esas cosas, claro.

Por la tarde, tras comer un bocadillo en el suelo de la cola logré apuntarme a otra que tenía muchas ganas: Blacksad. (Algún día habrá que plantear la opción de alguien de la organización o del voluntariado repartiendo números entre la gente o apuntando el número de la identificación a partir de un determinado momento, para que la gente pueda marcharse a tranquilamente a comer o para evitar el inevitable flujo de personas que se van colando delante tuyo con cuentagotas. Estoy seguro que ya lo han pensado y que han dado con la razón para no hacerlo así y, una parte de mí sabe que hay cierta justicia poética en poder jugar a lo que quieres por haber aguantado con todo sufrimiento un par de horas, pero los cuarenta y pico tacos que me contemplan empiezan a sufrir tirado ahí, en el suelo... )

Blacksad... que juegaco, que ambientación tan guapa. Si, me podéis decir que no es más que cine negro en el que las personas son animales antropomorfos... y tendréis razón. Pero eso no quita que le de un toque especial el que un gato negro y un gorila enorme persigan por las azoteas a un elefante productor de cine... La partida fue genial. Todos los jugadores abordaron sus personajes metiéndose en su piel desde el primer momento. La trama era curradísima, muy bien hilada y con un montón de detallitos para ser una partida de poco más de tres horas. El máster, Juan Sixto, estuvo impecable. De las mejores partidas de estas jornadas. Este juego si que podría pisar nuestra mesa habitual con éxito. Habrá que plantearlo.

Por la noche me acerqué a la presentación de Unrealms. Los chicos de El Cuartito de los Roles de Sevilla son buenos amigos y quería estar allí con ellos. A ver si el juego sale y tiene la acogida que se merece porque, la verdad, el trasfondo que tiene detrás está muy currado y el sistema, Hitos, ya sabemos todos que funciona sobradamente.

El sábado tenía intención de dormir un poco más ya que no tenía necesidad de apuntarme a nada por la mañana peeeero... ya he dicho que mi hija no ha dejado taller por pisar y tenía muchísimo interés en no quedarse sin plaza para fabricar su bolsa de dados, de modo que ahí estábamos, en la cola poco después de las ocho. Yo aproveché para apuntarme a la demostración de un juego de cartas que me había llamado la atención al leer las actividades: Incómodos Invitados. Al final no pude probarlo ese día por problemas de espacio en la sala de juegos que traían como locos a los chicos que han creado el juego pero lo conseguí al día siguiente.

Mi actividad de la mañana consistió en dar vueltas, comprar alguna cosilla y charlar con los chicos de La Base Secreta que hacían su podcast en directo y tuvieron el detalle de pedirme una entrevista a la que, por supuesto, accedí encantado. Charlamos un rato sobre Paradox, sobre escritura de aventuras y alguna otra cosilla que podéis escuchar en su programa. Fue un rato la mar de ameno y me sentí muy cómodo con ellos. La verdad es que podría haber seguido de charla el resto de la mañana, así de majos son. Gracias chicos.

Por la tarde, tras pasar otro buen rato en la cola jugando cartas y leyendo, otro juego al que le tenía ganas: Dresden Files. El sistema Fate es uno de mis favoritos y tras leer un par de las novelas quería darle una oportunidad al juego. La partida no estuvo mal, pero no tocamos las reglas de magia a las que le tenía verdadero interés y tampoco fue una partida de ciudad ni en la que aparecieran demasiadas facciones del mundo de Dresden. Eramos humanos (con matices en algún caso) en una historia con tintes sobrenaturales, narrada con fate, por lo que nos movimos en un entorno conocido y no sentí realmente que estuviera metido en el universo de las novelas, por lo que no terminé de aclarar las dudas que tenía. ¿Es un juego para mi mesa? Creo que si... veremos.

Por la noche tuve partida al único juego que ya conocía de verdad. Partida a Cultos Innombrables. Lo he dirigido y he escrito alguna aventura pero no he tenido oportunidad de jugar a él desde hace tiempo por lo que me apetecía un montón. Además el máster era uno de los autores, Ricardo Dorda (quien ya me dirigió la partida de MYZ, casualmente). Ha sido otra de las grandes partidas de las jornadas, narrada magníficamente por Ricardo. Normal, teniendo en cuenta que la aventura es suya (la primera parte de la campaña que está saliendo por capítulos en la revista Nivel 9) y la ha dirigido ya como quince veces. Fue un cierre rolero perfecto para las jornadas. Y digo cierre porque el domingo ya sabía que no iba a tener más rol... por agotamiento, principalmente.

El domingo, tras dormir lo que el cuerpo me pidió y no menos, regresamos al Ceulaj. El plan consistió en movernos de un lado a otro buscando juegos de mesa que probar. Tras echar un vistazo al juego de escaramuzas tipo western que está preparando Zenit Miniatures, nos fuimos a la sala de juegos de mesa. Allí, mientras mi hija se divertía participando (y ganando) un torneo de Fila Filo, conseguí probar por fin Incómodos Invitados. Menudo juegazo. La mejor forma de explicarlo es decir que han cogido el Cluedo y lo han evolucionado hasta el infinito. Con cartas, intercambiando información y tomando notas sobre una hoja en la que tenemos todos los elementos que hay que investigar y el plano del lugar del crimen, el objetivo es descubrir al asesino, el arma utilizada, si había un posible cómplice... todo ello a base de deducción y pistas sueltas. Me lo pasé en grande y en cuanto esté en el mercado (terminaron su Verkami hace un par de meses) es compra obligadísima. Mis felicitaciones de nuevo a los creadores porque han conseguido un juego muy redondo.

Me quedaron cosas en el tintero, claro está. Todos los años pasa. Al final no he podido probar Hora de Aventuras y se me escaparon las partidas de La Mirada del Centinela (un juego que en mi mesa no tiene mucho éxito y que a mi me encanta). Pero no se puede tener todo. El domingo tras la comida, con mi hija bastante agotada (normal, con el ritmo de actividades que ha llevado), decidí que era buena hora para regresar a casa. Cansado y satisfecho, con muchas ganas de escaparme a las Rolea si se da la oportunidad y esperando las próximas TdN.

La organización, como siempre, atenta a solucionar los problemillas que siempre surgen en un evento tan grande como éste. No puedo cerrar esta entrada sin agradecerles de corazón su enorme esfuerzo que nos permite disfrutar de estos días maravillosos al "fresco" de Mollina. De verdad, gracias.